PROSPECTIVA LATINOAMERICANA IV
Fin de año tormentoso
2018 entra a su fase final, y en ella se aceleran y convergen diversos procesos que en su conjunto, muestran un panorama regional de elevada volatilidad. Varios de ellos se retroalimentan, como trataremos de presentar en este informe.
En efecto, en el norte de Sudamérica se combina la continuidad de la crisis venezolana con la instalación del gobierno de Iván Duque, férreo crítico del régimen de Nicolás Maduro y entusiasta aliado de la oposición al gobierno bolivariano. En Brasil ingresamos a la fase final de la primera vuelta presidencial con resultados inciertos, en medio de una alta polarización y con hechos inéditos en su historia. Argentina sufre en estos días una nueva crisis económica que se traslada con fluidez a la sociedad y a la política. En el Perú por su parte asistimos a un proceso político convulso, que esta remecido por las denuncias de corrupción y los choques entre la Presidencia y el congreso controlado por el fujimorismo.
En el plano internacional, además de las tendencias globales ya remarcadas en anteriores entregas (competencia de hegemonías, guerras comerciales, continuidad de conflictos en Asia Central), se sumaran dos hechos relevantes para nuestra región en los próximos meses. El primero será el desenlace de las llamadas “elecciones intermedias” en EEUU, en noviembre próximo. El segundo, la realización de la Cumbre del G 20 a fines de noviembre, en Buenos Aires.
Veamos cada uno de estos procesos.
Venezuela, continuidad de la crisis y tensiones con Colombia.
La crisis venezolana tiene varias aristas. La económica es una de ellas, y en ese ámbito el gobierno trata de controlar la hiperinflación adoptando diversas medidas. La conversión a una nueva moneda esta en pleno curso, pero mas allá del cambio de denominación y de billetes, a la fecha la inflación no afloja y se acentúan todos sus derivados, igual ocurre con el decrecimiento. Asimismo, la necesidad de sincerar el precio del combustible lleva a un engorroso proceso de identificación de los consumidores, lo que también se aplica a la distribución de alimentos. El llamado “carnet de la Patria”, a la fecha llega a importantes sectores de la población, especialmente de bajos recursos, pero dista mucho de tener la eficacia que se requiere. De paso, la oposición denuncia que su instalación permite un poderoso mecanism o de control social y político de los afiliados.
Por su parte, la actividad económica sigue deteriorándose lo que incluye a PDVSA, la principal fuente de ingresos y de divisas del país. Venezuela sufrirá una contracción económica este año, lo que unido a todos los problemas que acarrea la distribución, el mercado negro y la hiper inflación, genera un desafío para la sobrevivencia de buena parte de la población. La migración no es novedosa en América latina, pero en Venezuela si lo es, no solo es nueva, además es dolorosa, en especial cuando las puertas de los países vecinos se empiezan a cerrar y en varios de ellos emergen manifestaciones anti inmigrantes de diferentes orígenes. En la frontera brasileña, colombiana y ecuatoriana se conocen brotes de rechazo, inclusive con violencia. Al punto que en el caso de los inmigrantes en Perú, algunos de ellos, pocos por cierto, han logrado ser repatriados con ayuda del gobierno bolivariano.
Según las estimaciones de organismos internacionales, lo mas probable es que la emigración venezolana aumentará en los próximos meses. Lo que plantea que su tratamiento deje de ser un problema de carácter binacional, para convertirse en un tema de la agenda de la región. Y aquí pena el lamentable estado –o la inoperancia de frentón- de los organismos regionales tales como la OEA y Unasur. Como en el pasado reciente dichos foros se transformaron en trincheras de lucha política por encima de su condición diplomática, hoy no existen condiciones en ellos para enfrentar el tema.
Ecuador ha tratado de liderar una respuesta y Colombia ha hecho otro tanto, pero pese a las buenas intenciones aun falta mucho para alcanzar un consenso eficiente. Por cierto, muchas de las indefiniciones se explican por el cúmulo de contradicciones que se acumularon a fin de año.
Al interior de Venezuela, el panorama político continua sacudido por los remezones del atentado con drones contra el presidente Maduro, unido a las recientes revelaciones de tratativas entre autoridades estadounidenses y disidentes militares tras intentos de golpes de estado. Lo que indican las redadas en las filas uniformadas, es que de momento la seguridad del Estado ha neutralizado estos operativos. ¿Se repetirán?
La emergencia de formulas armadas de oposición es indicativo de la debilidad de la oposición política. Si bien la Asamblea Legislativa subsiste, carece de presupuesto y de atribuciones. En la práctica ha sido reemplazada por la oficialista Asamblea Constituyente. La fragmentación de la oposición ha sido una constante en los últimos tiempos.
De esta forma, persistencia de la hiperinflación junto a graves problemas de desabastecimiento, continuidad, si no profundización de la emigración, debilitamiento de la oposición, asomos de insurgencias y brotes de violencia que incluyen disidencia militar, entre otros, son los elementos del coctel de inestabilidad que vive hoy Venezuela.
La ruptura del pacto social unido a una convulsa situación fronteriza, permite avizorar roces entre el gobierno bolivariano y Colombia. En el caso de Brasil, recientemente autoridades de defensa de ambos países se han reunido para prevenir y evitar dificultades.
En este clima, dirigentes del oficialismo venezolano han hecho fuertes enunciados: uno llama en un programa de TV a salir al Pacifico tal como lo hiciera el Libertador, contra la “oligarquía santandereana”, otro, miembro de la Constituyente, mapa en mano, muestra los puentes que los shukoi de la FAV destruirán en pocos minutos, alardeando de la ausencia de cazas de combate en la FAC.
En Colombia las nuevas autoridades no disimulan su simpatía con la oposición venezolana, mantienen una sólida alianza política y militar con los EEUU, poseen unas FFAA con un elevado nivel de alistamiento operacional, si bien especializadas en un conflicto de baja intensidad en sus décadas de guerra contra las FARC.
En la frontera de ambos países asistimos a una realidad compleja: importante flujo de inmigrantes, aunque muchos de los venezolanos que ingresan van tras abastecimiento y regresan a su país. Igual, día a día varios miles de los que ingresan se quedan en territorio colombiano, aunque muchos de ellos, lo hacen de transito esperando seguir su viaje a Ecuador, Perú, Chile o Argentina. Además del tránsito de personas, tenemos contrabando, narcotráfico, y zonas donde diversos grupos de irregulares se disputan el control de los pasos no autorizados.
El gobierno de Maduro ha obtenido algunos logros en el ámbito internacional: reconstruyó sus relaciones con España, repusieron embajadores y el presidente Sánchez los visito. Alemania acaba de acreditar a un nuevo embajador y sobre todo, el presidente Maduro con una amplia comitiva visitó a mediados de septiembre a los lideres chinos ocasión en que firmaron 28 acuerdos cuyo alcance esta por verse. ¿El dragón asiático esta construyendo una alianza con los bolivarianos? ¿O está afianzando su presencia en América latina?
Polarización política en Brasil.
La primera vuelta de las elecciones brasileñas serán en menos de un mes, a fines de octubre tendremos la segunda vuelta. Es una real campaña relámpago.
Hasta hace poco el panorama era desolador, los dos principales candidatos estaban en serias dificultades, de distinta naturaleza, pero que juntas hablaban con estridencia del momento que vive la democracia brasileña. El candidato con mayores preferencias, el ex presidente Lula, permanecía preso por cargos de corrupción, el otro, el ultraderechista Jair Bolsonaro yacía en una sala de urgencia recuperándose de un atentado a cuchillazos. En suma, un candidato en prisión y el otro acuchillado.
Hoy se ha despejado parcialmente el panorama, Lula renunció y el PT proclamó a Fernando Haddad como su sucesor. Bolsonaro sobrevivirá, y de momento, su hijo se hará cargo de su campaña.
Quedan pocas semanas para la primera vuelta, a la fecha Bolsonaro supera los 20 puntos en la mayoría de los sondeos, detrás aparecen muy parejos el social demócrata Ciro Gómez y el petista Haddad. La ecologista Marina esta retrocediendo. Todo indica que habrá segunda vuelta y que el nivel de rechazo que tiene Bolsonaro complotará contra su eventual triunfo. Entonces el dilema es quien llega segundo. Para complicar el cuadro, las FFAA han ingresado a una etapa de abierta deliberación a través de sus mandos. Ciro Gómez ha sido el mas enfático en declarar que si el fuese presidente, habría destituido al general Villas Boas, comandante del ejercito y autor de las mayoría de los pronunciamientos. A estas alturas, las apuestas requieren despejar en pocos días varias preguntas: ¿logrará Haddad un trasvasije de la popularidad de Lula? ¿Podrá Ciro –el centrista mejor posicionado hasta ahora- erigirse como alternativa a la ultra derecha y además capitalizar votación petista?
Entonces, lo mas seguro es que tendremos segunda vuelta. El nuevo presidente deberá asumir a inicios del 2019. El gigante sudamericano necesita salir de las incertidumbres, no solo por Brasil, sino también porque hoy en día, se echa de menos el poder blando que ejerce en la región. Sumado al impacto que tendrá la instalación del gobierno de López Obrador, serán las novedades mas importantes del mapa estratégico de la región en el futuro próximo.
Argentina nuevamente en crisis.
Argentina ha ingresado a una nueva crisis. La detonó el dólar, que paso de 18 pesos en diciembre 2017, a mas de 40 a mediados de septiembre. Con fluidez, de las casas de cambio se irradió rápidamente a toda la esfera económica. Y de ahí saltó a la calle, a la protesta y el malestar social. Por cierto, la zozobra económica y las incertidumbres que genera repercuten en la política. Un oficialismo que a finales del 2017 sacaba cuentas alegres, hoy está sumido en dudas e inclusive en criticas internas. ¿Sobrevivirá la actual coalición a esta crisis?
Las razones coyunturales pueden ser varias, las esgrimen las autoridades con poca convicción. Lo mas estructural es que las bases de la economía argentina requiere hace rato una revisión profunda, que en términos ideales, supone consensuar entre los principales actores un camino de superación, que obviamente no será tema de corto plazo. Y aquí pena el clima confrontacional que se percibe.
La devaluación del peso a lo largo del año, que se ha caracterizado por ser espasmódica, alimenta la inflación, que la mayoría de los economistas calculan superará el 40% a finales de año, muy por encima del 15% planificado. Las autoridades para frenar la fuga de capitales de los depósitos en pesos, elevaron a 60% la tasa de interés, no hay que ser economista para calcular el impacto que esto tendrá en el encarecimiento del crédito, el castigo que provocará al consumo, al mercado inmobiliario, y sobre todo, pondrá una dura barrera a las pymes que por lo general carecen de capital de trabajo suficiente.
El gobierno ha acudido al FMI. Medida que puede parecer lógica en muchas partes pero en Argentina trae malos recuerdos. La memoria reciente trae mas recuerdos amargos, demasiados: la renuncia de Alfonsín, la hiperinflación, la paridad cambiaria de tiempos de Menem y como todo terminó con el corralito y el presidente De la Rua saliendo en helicóptero de la Casa Rosada.
La bronca es sorda y no tardó mucho en llegar a la calle. La CGT ya ha convocado a un paro. Por cierto, en este cuadro se altero el escenario para las presidenciales del próximo año.
Las posibilidades de reelección de Macri se diluyen día a día. Pero el oficialismo aun tiene reservas, sociales y de liderazgos: la gobernadora Vidal de la provincia de Buenos Aires, el jefe de capital federal, Rodríguez Larreta, entre otros. Resta por ver si la coalición sobrevivirá y eso depende en gran parte de los radicales. En la oposición hasta días antes del reciente capítulo, Cristina Fernández tenia la mejor posición, pero el estallido del escandalo de los “cuadernos de la corrupción” seguramente ha dañado sus posibilidades. Mas, en el peronismo hay muchos gobernadores que están al acecho de la “decisión de Cristina”, es decir, si se va a postular o no.
Antes de esta crisis, Macri y CFK tenían ambos un apoyo arriba del 30% pero también compartían un rechazo superior al 50%. Falta mas de un año, y esto es largo plazo en política.
Persistencia de la inflación, agravamiento del malestar social y reacomodos políticos de cara a las presidenciales serán las tendencias del proceso argentino en los meses siguientes. Hasta la fecha la devaluación ha sido gradual y a ratos espasmódica, pero junto a los problemas económicos, lo que se ha instalado en la sociedad –y en el mercado- es una desconfianza en el manejo de la crisis. Aquí las autoridades han seguido rigurosamente el manual de cómo no enfrentar una crisis, y esto, además de los costos políticos, acarrea un deterioro en la confianza de la población que atina como siempre lo han hecho: a refugiarse en la medida de lo posible, en el dólar. Empiezan a circular los comentarios de que una dolarización de la economía seria en la practica un sinceramiento.
El capítulo peruano
Desde inicios de año el Perú exhibía síntomas de inestabilidad política. Un presidente de minorías, PPK, que había ganado con algunos votos propios y muchos que lo votaron para impedir el triunfo del fujimorismo vía Keiko. El fujimorismo obtuvo mayoría en el congreso desde donde empezó a hacerle la vida difícil al presidente, censuró algunos ministros y aprovechó la primera oportunidad que revelaron los antecedentes del escandalo de Oderbrecht para pedir su renuncia. Asumió su Vicepresidente, Martin Vizcarra, político de provincia, destinado como embajador en Canadá, según las malas lenguas, enviado allí para ponerlo a resguardo de denuncias de malos manejos en la construcción de un aeropuerto en tiempos que fue gobernador de su provincia.
El retorno de Vizcarra fue posible gracias al apoyo mayoritario del congreso, con Fuerza Popular (el fujimorismo) a la cabeza. Mas de algún analista deslizo que se estableció un verdadero cogobierno entre Vizcarra y Keiko, uno quería terminar su mandato en 1921 y la otra empezar el suyo sin dramas. En los últimos días de PPK salió en libertad Alberto Fujimori. En todo este manejo, se desato una pelea entre los hermanos Fujimori (Keiko y Kenji) que debilito al fujimorismo, pero también a la clase política en general cuando se dieron a conocer videos que revelaban las negociaciones para conseguir los votos en el congreso.
Hasta ahí la corrupción estaba localizada en “los políticos”, es decir, en los congresistas y en el Ejecutivo. La justicia aparecía cumpliendo su rol. Pero a mediados de año, esta vez vía grabaciones telefónicas, salió a la luz publica una gran corrupción en el poder judicial, con epicentro en el Callao y el Registro de la Magistratura. La indignación nacional estallo y políticamente volcó al gobierno a enviar al congreso un conjunto de leyes que renuevan el sistema judicial y político, y que requiere reforma constitucional y referéndum para ratificarla. El gobierno quiere hacerla pronto, el congreso le da largas. El presidente acaba de plantear la llamada “cuestión de confianza”, mecanismo que le permite, en caso de rechazo de las iniciativa, convocar a nuevas elecciones. Esta por verse si al final el Congreso se allana.
El drama y el debate esta en su apogeo. En homenaje a la robustez económica peruana, debemos decir que en medio de todo este rifirrafe, los principales indicadores no se han movido con dramatismo.
La fresa del pastel: la Cumbre del G 20.
El 30 de noviembre se realizará en Buenos Aires la Cumbre del G 20, el Club de los Grandes. Vendrán todos hasta el momento: Trump, Xi Ping, Putin, Macrón, Merkel, entre otros. De América latina participarán Peña Nieto, Temer y Macri. Los dos primeros ya en la agonía de sus respectivos mandatos (y con sucesor elegido a esas alturas los dos), mas Macri. Como país sede, Argentina puede invitar a un país no miembro del mecanismo y la nominación recayó en Sebastián Piñera.
Como hemos tratado de reflejar, no es el mejor momento de América Latina, pero ni modo. Lo que sí es previsible es que mas allá de la agenda acordada para la reunión, de las bilaterales que se realicen, como ocurre en todo evento internacional, siempre habrá un resultado formal (generalmente el documento aprobado que después nadie lee, mas una foto) y otro el resultado político y sobre todo, el resultado comunicacional que se genere en torno al evento.
El resultado político esta por verse, será momento en que probablemente la guerra siria haya concluido y el baluarte opositor de Idlib haya sucumbido a la ofensiva de las tropas de Asad con el contundente apoyo ruso. La puja comercial entre China y EEUU también estará en su apogeo, y muy fresco el resultado electoral en EEUU. Esto último determinará el nivel de poder con el que llegue el presidente estadounidense a la reunión. También no es descartable que la crisis venezolana aporte lo suyo a esas alturas. Por su parte, las dos Coreas probablemente avancen mas en su dialogo, no así las potencias que se ocupan de ellas.
Pero lo que puede asegurarse si o si, es que la sociedad argentina no dejará pasar esta oportunidad para levantar su voz ante la presencia de los mandamases del planeta. La sociedad civil argentina es diversa, elocuente y bullanguera. El bombo y la batucada resonaran esos días, mas aun si han sido semanas de alzas de precios y caída de salarios. Momento para que el sindicalismo, tanto el peronista como el alternativo, irrumpirán para hacerse escuchar. Anónimos hombres y mujeres de la calle protestaran, es probable que como en otras ocasiones, también estén algunos Premio Nobel, astros como Maradona y quizás, hasta escuchemos algún comentario del Santo Padre.
Colofón
El fin de año latinoamericano se semeja a esas novelas que empiezan narrando en paralelo la vida de varios personajes para progresivamente irse entremezclando y llegar a un capitulo final donde todo es un todo. Personajes como el criollísimo e inolvidable sargento Lituma termina entrelazado con nativos de San Isidro.
Tenemos datos fijos, con fechas programadas: elecciones brasileñas, cumbre G 20. También están los procesos ya instalados, pero sin calendario programado: crisis venezolana con todas sus esquirlas, incluida la tensión con Colombia, voto de confianza en Perú y eventual renovación del congreso, amen de referéndum. Agreguemos a la Argentina entre devaluación y gran bronca.
No ha sido materia de este informe, pero junto a este quilombo sudamericano, en el norte de América morena se vive otro proceso, la progresiva e implacable instalación del gobierno de López Obrador, que a meses de su toma de posesión ya ha empezado a anunciar medidas de austeridad y modernización estatal. Al lado de esta transición mexicana larga y estable, tenemos una relativa incertidumbre en lo que pueda suceder en Nicaragua. Por cierto, una joya del realismo mágico del multilateralismo regional lo constituyen las recientes declaraciones del secretario general de la OEA sobre el no descarte de la opción militar como solución a la crisis venezolana.
Tomemos todos estos procesos y proyectemos escenarios de aquí a fin de año. Las mezclas serán intensas y diversas, según los ingredientes. Una asonada militar en Venezuela puede ser detonante para una estampida mayor de migrantes y que decir de su impacto en los países cercanos. Imaginemos como sería la reacción regional donde hasta el Grupo de Lima lo rechaza, no cuesta vislumbrar que pasaría en las calles argentinas en los días del G 20. O una economía latinoamericana sacudida por todos estos procesos, mas los vientos huracanados de los roces comerciales.
Mucha razón tenia Rene Zavaleta cuando afirmaba que en América latina la eternidad es muy breve.
Santiago de Chile, 18 de septiembre de 2018
Gabriel Gaspar fue viceministro de defensa de Chile, embajador en Colombia y embajador plenipotenciario para America Latina.
Imagem: Brasil, América do Sul, globo. Por: Camerage.